
Termina el año 2008 e inicia el 2009, y según las predicciones de los expertos los meses siguientes no se vislumbran muy alentadores . La ironía es interesante; luego del ímpetu que trae la temporada navideña por adquirir bienes, consumir, salir, comer y beber en exceso; nos espera, como ya dije, la tan llamada "crisis económica" que trae aparejada la crisis financiera, la falta de liquidez y otras situaciones casi apocalipticas que pronostican los entendidos.
Ciertamente los números están hechos y según parece nos tocará apretarnos el cinturón. Pero al margen de la connotación negativa que la palabra "crisis" evoca, los sucesos por venir podrían constituir una oportunidad para examinar a conciencia y con desapego nuestra conducta, nuestras prioridades y el valor que le damos a las cosas y a las personas.
Los rígidos y envolventes patrones de consumo han sido cada vez más marcados, el "tener" se ha impuesto sobre el "ser" y al parecer el bienestar de las personas no es más un elemento fundamental de nuestra sociedad (nacional y global). El mercado y sus leyes predominan sobre el desarrollo humano, las personas han dejado de ser sujetos de derechos para ser agentes de consumo, pasamos de tener dignidad a tener ingresos, claro y si no los tienes no interesas, no existes, eres invisible; invisible como todos los pobres de este mundo.
Pero no todo está perdido, enhorabuena a la crisis económica y mundial si nos obliga a volver la mirada a los pobres, si nos fuerza a dejar de estar obsesionados con la apariencia que nos enmascara y a empezar a obsesionarnos con los valores que nos invisten de humanidad y decencia, de justicia y solidaridad. Ojalá la crisis nos empuje a ver dentro de nosotros mismos y que nos obligue a darnos cuenta que los bienes materiales no tienen sentido si no están en función de la autorealización de la persona humana, utilizados con justicia, equidad y respeto del medio ambiente.
Es duro darnos cuenta que estamos insertos en un sistema estructuralmente injusto, que las riquezas de unos implican las miserias de otros, pero lejos de refugiarnos en las fantasías que nos ofrece la sociedad para no ver o ignorar las realidades que nos rodean, seamos valientes, veámolas de cerca y ante todo, actuemos, y si es en conjunto mejor.
Animémonos pues, a afrontar con entereza y responsabilidad los retos que este nuevo año nos ofrece, centrando nuestros efuerzos en la construcción de la paz, la justicia y el desarrollo.
Recomiendo ampliamente los siguientes enlaces:
http://pc2008.blogspot.com/2007/08/principio-de-solidaridad-en-la.html